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EL CLÉRIGO FILÓSOFO

Actualizado: 22 may 2023

Juan Sebastián Suárez Castañeda

La humanidad nunca podría sobrevivir, nuestra naturaleza volátil no puede simplemente ser rescatada, entonces nosotros creamos una nueva arma, El clérigo filósofo cuya misión es encontrar y erradicar la única y verdadera fuente de humanidad para el homo economicus, su habilidad para filosofar”, escribía el pensador meditabundo durante su proceso inconsciente al que se sometía día y noche durante todos los días del año. Su nombre era Johan Südenarmeeausgold, era Matemático de profesión, filósofo y filólogo aficionado. Él solía tener esta clase de pensamientos, vanguardistas, pesimistas, realistas y perturbadores para muchos; así era Johan, un Zaratustra en tiempos posmodernos. Esta frase vaticinadora, vino a su mente después de una charla con su gran amigo Kjell Askildsen en un café un domingo veraniego, un café que daba una impresión de soledad. El ambiente perfecto para que dos viejos se sentaran a filosofar sobre el vivir y el porvenir. Yo estaba ahí, aunque ni Südenarmeeausgold – el seudónimo por el cual Kjell llama a Johan – ni Kjell lo notaron. Soy la verdad intentando ser jovial acerca de los temas debatidos en aquel frío y solitario café, aunque la mayoría de las personas les es difícil creer en mí, sin importar mis protestas. Por favor, confía. No me pidas ser bueno, la bondad es mi antónimo. A su debido tiempo ambos me conocerán, sospecho que primero el errante y pesimista noruego. Por esta razón dejare de hablar por un largo rato hasta que el reloj del tiempo marque la hora de mi intervención. Solo recuerda humanidad, soy omnipresente y estoy más cerca de lo que crees.


Südenarmeeausgold caminaba aquel domingo al café, localizado en la esquina de la himmel Street. Salía de su casa con desespero, como buen alemán odiaba llegar tarde. Llevaba un libro en la mano, como usualmente lo hacía – al ser un lector voraz, aprovechaba cada espacio para robarle tiempo al tiempo y sumergirse en la prosa – le encantaba recorrer las calles de su hermoso Berlín divagando en sus pensamientos ¡más de una vez se perdió en su propia ciudad! Por otra parte, el anciano noruego partía desde la peluquería al café sin prisa ni preocupación. Caminaba tan lento que sus pies solían tener conflictos de intereses, en sus propias palabras: “jamás he oído hablar de nadie que ande tan despacio como yo, es una lata, habría preferido ser sordomudo”. Kjell era muy honesto consigo mismo, la franqueza era parte de su ser al igual que el pesimismo. El tiempo pasaba y el destino de los dos amigos se entrelazan, pasaban calle tras calle, monumento tras monumento, Ampel tras Ampel, los amigos parecían caminantes de marcha que manteniendo un ritmo constante navegaban la polis alemana. Finalmente, y después de un recorrido de 3 km y 6 km, respectivamente, los amigos se sentaron en la única mesa disponible del café. Como siempre lo hacían, apelando a su saludo secreto de 135 pasos; más complejo que el misterio físico de la turbulencia, la gravedad cuántica y la asimetría juntos. Ambos habían agregado pasos a lo largo de los años, tantos que llegaron a un acuerdo de limitarlo a 135.


El saludo concluyó dejando una mirada de asombro en los presentes en medio del local, de manera que abandonaron por un ínfimo momento sus canapés y bollos y se levantaron estupefactos de sus mesas a observar la coordinación suiza de los dos hombres entrados en edad. La mayoría de ellos eran jóvenes y vestían mangas de camisa sin corbata, vestimenta poco habitual para un domingo. En vista de lo sucedido los viejos amigos, y no me refiero solo a la longevidad de su amistad – 23 años – reflexionaron y acordaron en realizar un saludo normal en su próximo encuentro para no causar un alboroto de tal magnitud. Acto seguido, el camarero se acercó a la mesa y ofreció los menús a Johan y Kjell; se sentía un ambiente pesado la tensión en el aire, las personas alrededor de la mesa seguían examinando de pies a cabeza a los hombres. Ellos fueron indiferentes a esta actitud y procedieron a ordenar. Ambos optaron por un vino francés, bebida idónea para charlar de tópicos inusuales como ellos mismos. Más rápido de lo que un banquero suizo cuenta un franco o un francés bromea acerca de un inglés, el vino estaba en la mesa. Justo a tiempo para que los dos hombres empezaran a filosofar (como ellos solían llamar a esa actividad).


El filósofo alemán inició la tertulia preguntando al escritor noruego, ¿Qué había aprendido la humanidad después de la segunda guerra mundial? Sin titubear el oriundo de Oslo replicó afirmando lo siguiente: “La mejor arma desarrollada durante la guerra fueron las ideas, usadas para propósitos siniestros y exaltar los movimientos nacionalistas gestantes en toda Europa, la intolerancia y el mal entendimiento de nuestro rol como ciudadanos globales. La ciencia se vendió al mejor postor como la mejor de las rameras. Creo que si algo aprendió la humanidad es que los límites de la maldad intrínseca en el ser humano son volátiles, es necesaria una regulación; no por nada se creó la ONU después de ese hecho tan trágico”. Johan bebía su copa de vino mientras escuchaba la elocuente respuesta, no tuvo más que agregar el hecho funesto de la destrucción de Berlín por parte de las potencias occidentales, además de la catastrófica caída de la economía alemana. Siendo él alemán le dolía que su país haya sido culpado de iniciar el conflicto bélico, más aún tener que pagar el total de la deuda europea solo. Kjell agregó que las guerras son un detonante del retraso económico y que, a pesar del milagro económico de la nación teutona, aún se ven las cicatrices de la guerra; haciendo énfasis en la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificación alemana. Las ciudades alemanas que padecieron el dominio comunista presentan aún hoy un menor crecimiento económico a comparación de "las del otro lado del muro". Por ejemplo: Bonn, Frankfurt, Múnich, Hannover, Hamburgo … Respecto a la economía, ¿Qué piensas del modelo económico de la Alemania después de la guerra? Preguntó Kjell a Johan. Él respondió: ” Tras la segunda guerra mundial, toda Europa estaba destruida por los bombardeos, la Alemania occidental recibió una inyección de capital de millones de dólares por parte de los Estados Unidos de Norte América; el denominado plan Marshall. Alemania optó por usar ese capital en la implementación del Ordo Liberalismo o economía social de mercado, un sistema que el canciller Konrad Adenauer y su ministro de finanzas Ludwig Erhard venían teorizando años atrás. En palabras del ministro, “La competición es el medio más promisorio para asegurar seguridad y prosperidad”. Consecuencia de ello, los sindicatos son tan importantes en el país. Otro aspecto que merece la pena resaltar es el papel de la mujer alemana en el contragolpe de los teutones, las mujeres el día después de la destrucción de las polis, dedicaron día y noche a reconstruirlas “ladrillo a ladrillo”; con la ayuda de sus hijos. Kjell se sorprendió por la simplicidad de la réplica por parte de Johan, esperaba una mayor profundidad. Por esta razón, optó por profundizar en temas económicos. Como se mencionó anteriormente, la competencia fue una de las claves del sistema alemán. Sin embargo esta llevada al extremo sin tener en cuenta el factor humano ha conducido a un nuevo paradigma utilitarista en el que el humano es un bien más en el proceso productivo, llegando a denominarlo capital humano de acuerdo a algunos economistas. Éste permea la visión socioeconómica de la mayoría de países anglosajones (USA, Inglaterra, ...). “Estamos en el siglo del homo economicus” afirmó con temor y pensando en qué será de los jóvenes que entran a ésta odisea espacial, ¿Están lo suficientemente preparados? o ¿el Leviatán de Hobbes los devorará?

Südenarmeeausgold entre sollozos y risas, intentaba procesar y analizar las implicaciones del planteamiento previo en su tiempo. Pensó inmediatamente en sus sobrinos y nietos, estaba tan conmovido y perturbado que se le escapo una lagrima. Afirmó, “Dios, qué les espera a las siguientes generaciones?. ¡Que futuro tan incierto y deprimente, alguien debe hacer algo para cambiarlo!”. Sin motivo aparente o tal vez, sí, solo el narrador lo sabe, vino a su mente el personaje del capitán Ahab y su lucha interminable contra Moby Dick. Aquel hombre testarudo y valiente que se enfrenta al gigante cetáceo, sin pensar en su vida. Emulandolo se propuso desde ese día ser el capitán Ahab de esta sociedad abarrotada de Homo economicus. Sin titubear, raudo y veloz mente abandonó aquel café y retorno a su casa - se despidió de su amigo y salió corriendo, él siempre era muy educado - ¡tenía clara su misión! Aguzado llegó a casa en tiempo récord, sus viejas piernas volvieron a ser jóvenes por un ínfimo tiempo.


Abrió la puerta sin tocarla cual electrón aplicando el efecto túnel, subió a su estudio y dejó que su prosa se alimentara de su imaginación y las ideas discutidas en el café. Escogió un seudónimo cáustico y religioso - debido a su formación académica - “El clérigo filósofo”. Consecuentemente, redactó el prólogo de este cuento homónimo a su seudónimo.


Lorien´s penguin

Notas

Südenarmeeausgold : Apellido Alemán que traducido al español significa, ejército dorado del sur.

Ampel: semáforo en alemán.

Link de descarga: Link de descarga


Citar en APA como:

Suarez, J.S. (2020). EL CLÉRIGO FILÓSOFO. Recuperado de https://calendarioambienta.wixsite.com/website/post/el-cl%C3%A9rigo-fil%C3%B3sofo


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